EXTRACTADO DE:
LA SITUACION ACTUAL Y NUESTRAS TAREAS
Mao Tse Tung
Tomo IV, págs. 159-80.
IV
La
retaguardia del Ejército Popular de Liberación es hoy mucho más sólida que hace
dieciocho meses. Esto se debe a que nuestro Partido, colocándose resueltamente
del lado de los campesinos, ha realizado la reforma agraria. Durante la Guerra
de Resistencia contra el Japón, a fin de formar con el Kuomintang un frente
único antijaponés y unirse con todos los que entonces podían aún oponerse al
imperialismo japonés, nuestro Partido cambió, a iniciativa propia, la política
de preguerra, que consistía en confiscar la tierra de los terratenientes y
distribuirla entre los campesinos, por la política de reducción de los
arriendos y los intereses. Esto fue absolutamente necesario. Después de la
rendición del Japón, los campesinos reclamaban con insistencia la tierra, y
nosotros decidimos a tiempo cambiar nuestra política agraria, substituyendo la
reducción de los arriendos y los intereses por la confiscación de la tierra de
la clase terrateniente para su distribución entre los campesinos. Este cambio
lo señala la directiva expedida el 4 de mayo de 1946 por el Comité Central de
nuestro Partido[3]. En septiembre de 1947, el Partido celebró la Conferencia
Agraria Nacional y elaboró las Disposiciones Generales de la Ley Agraria China[4],
que se aplicaron con prontitud en todas las regiones. Esta medida no sólo
reafirmó la política formulada en la "Directiva del 4 de mazo" del
año pasado, sino que también rectificó en forma explícita cierta inconsecuencia
contenida en ella. Las Disposiciones Generales de la Ley Agraria establecen la
distribución por igual de la tierra per capita [5], distribución basada en el
principio de abolir el sistema agrario de explotación feudal y semifeudal y de
poner en práctica el sistema de la tierra para el que la trabaja. Este es un
método para abolir, en la forma más radical, el sistema feudal; corresponde
plenamente a las exigencias de las amplias masas campesinas de China. A fin de
realizar la reforma agraria de manera resuelta y radical, es necesario organizar
en las aldeas, como organismos legales para la realización de la reforma
agraria, no sólo asociaciones campesinas del más amplio carácter de masas --
que abarquen asalariados agrícolas; campesinos pobres y campesinos medios -- y
los comités por ellas elegidos, sino, ante todo, ligas de campesinos pobres
compuestas por campesinos pobres y asalariados agrícolas y los comités por
ellas elegidos, y estas ligas de campesinos pobres deben ser la columna
vertebral de dirección en todas las luchas en el campo. Nuestra política
consiste en apoyamos en los campesinos pobres y unimos sólidamente con los
campesinos medios a fin de abolir el sistema de explotación feudal y semifeudal
practicada por la clase terrateniente y los campesinos ricos de viejo tipo. A
un terrateniente o a un campesino rico no se le adjudicarán más tierra y bienes
que a un campesino. Sin embargo, no hay que repetir la errónea política
ultraizquierdista, aplicada en 1931-1934, de "nada de tierra a los
terratenientes y tierras malas a los campesinos ricos". Aunque la
proporción de los terratenientes y campesinos ricos en la población rural varía
de un lugar a otro, llega generalmente sólo a alrededor del e por ciento
(calculado por familias), mientras que sus tierras, por lo común, abarcan del
70 al 80 por ciento del total. Por tanto, son muy pocos aquellos contra quienes
va dirigida nuestra reforma agraria, mientras que en las aldeas el número de
personas (o de familias) que pueden y deben participar en el frente único por
la reforma agraria alcanza la elevada proporción de más del 90 por ciento. Aquí
deben observarse dos principios fundamentales. Primero, hay que satisfacer las
demandas de los campesinos pobres y de los asalariados agrícolas: ésta es la
tarea fundamental de la reforma agraria. Segundo, hay que unirse firmemente con
los campesinos medios y guardarse de perjudicar sus intereses. Siempre que nos
atengamos a estos dos principios básicos, podremos sin duda cumplir con éxito
nuestras tareas en la reforma agraria. La razón por la cual, según el principio
de la distribución por igual, la tierra excedente y parte de los bienes de los
campesinos ricos de viejo tipo serán entregadas para su distribución, reside en
que los campesinos ricos de China tienen generalmente, y en un alto grado, el carácter
de explotadores feudales y semifeudales; en su mayoría dan en arriendo tierras
y practican la usura, y emplean la mano de obra en condiciones semifeudales[6].
Además, como los campesinos ricos poseen más y mejores tierras[7], las demandas
de los campesinos pobres y asalariados agrícolas no pueden satisfacerse a menos
que se distribuyan estas tierras. Sin embargo, de acuerdo con las Disposiciones
Generales de la Ley Agraria, se tratará generalmente a los campesinos ricos en
forma distinta que a los terratenientes. En la reforma agraria, los campesinos
medios aprueban la distribución por igual porque ésta no perjudica sus
intereses. En la distribución por igual, la tierra de un sector de los
campesinos medios permanece sin cambio y la de otro sector aumenta; sólo el
sector de los campesinos medios acomodados tiene un poco de tierra excedente, y
está dispuesto a entregarla para la distribución porque entonces se le hará más
liviana la carga del impuesto territorial. A pesar de eso, al realizar la distribución
por igual de la tierra en los diferentes lugares, es necesario prestar atención
a las opiniones de los campesinos medios y hacerles concesiones si no están de
acuerdo. Durante la confiscación y distribución de la tierra y de los bienes de
la clase feudal, hay que tomar en consideración las necesidades de algún sector
de los campesinos medios. Al determinar la pertenencia de clase, es preciso
cuidarse de no cometer el error de clasificar como campesinos ricos a los que
son, en realidad, campesinos medios. Hay que incorporar a los elementos activos
del campesinado medio en el trabajo de los comités de las asociaciones
campesinas y de la administración local. Al repartir las cargas del impuesto
territorial y del apoyo al frente, debe observarse el principio de equidad y
justicia. Estas son las medidas políticas concretas que nuestro Partido debe
adoptar al llevar a cabo su tarea estratégica de unirse sólidamente con los
campesinos medios. El Partido en su conjunto debe comprender que la reforma
radical del sistema agrario es una tarea fundamental de la revolución china en
su presente etapa. Si podemos resolver en todas partes y a fondo el problema
agrario, habremos alcanzado la condición primordial para vencer a todos
nuestros enemigos.
V
A fin de
llevar a cabo resueltamente y a fondo la reforma agraria y consolidar la
retaguardia del Ejército Popular de Liberación, es necesario educar y
reorganizar las filas del Partido. El movimiento de rectificación[8] dentro del
Partido durante la Guerra de Resistencia contra el Japón dio, en conjunto,
resultados positivos. Estos resultados residen principalmente en el hecho de
que los organismos dirigentes y gran número de cuadros y de miembros del
Partido asimilaron mejor nuestra orientación fundamental, que consiste en unir
la verdad universal del marxismo-leninismo con la práctica concreta de la
revolución china. A este respecto, nuestro Partido ha dado un gran paso
adelante en comparación con las etapas históricas anteriores a la Guerra de
Resistencia. Sin embargo, en las organizaciones locales del Partido,
especialmente en las organizaciones de base en el campo, aún no se ha resuelto
el problema de eliminar la impureza en la composición de clase de nuestras
filas y en nuestro estilo de trabajo. Durante once años, de 1937 a 1947, el número de
miembros de nuestro Partido ha crecido de varias decenas de millares a
2.700.000. Esto es un salto adelante muy grande. Ha convertido a nuestro
Partido en el partido más poderoso que se haya conocido en la historia de
China. Nos ha permitido derrotar al imperialismo japonés, rechazar las
ofensivas de Chiang Kai-shek, dirigir las regiones liberadas con una población
de más de cien millones y dirigir al Ejército Popular de Liberación compuesto
de dos millones de hombres. Sin embargo, junto a ello, han surgido también
deficiencias. Un buen número de terratenientes, campesinos ricos y elementos
hampones han aprovechado la ocasión para infiltrarse en nuestro Partido. En las
zonas rurales, tienen en sus manos cierto número de organizaciones del Partido,
de organismos gubernamentales y de organizaciones populares, abusan
tiránicamente de su poder, cometen atropellos contra el pueblo, desfiguran la
política del Partido, y aíslan así estas organizaciones de las masas e impiden
la realización radical de la reforma agraria. Esta grave situación nos coloca
frente a la tarea de educar y reorganizar las filas de nuestro Partido. No
podremos avanzar en el campo a menos que cumplamos esta tarea. La Conferencia
Agraria Nacional del Partido discutió a fondo este problema y estableció las
medidas y métodos apropiados. Dichas medidas y métodos, junto con la decisión
de distribuir por igual la tierra, se aplican ahora con firmeza en todas
partes. Lo primero y más importante es desarrollar la crítica y la autocrítica
en el Partido y poner plenamente al descubierto las ideas erróneas y los
fenómenos graves que existen en las organizaciones locales y que constituyen
una desviación de la línea del Partido. Todos los miembros del Partido deben
comprender que un eslabón decisivo para la resolución del problema agrario y
para el apoyo a una guerra de larga duración es la eliminación de la impureza
en el Partido y la educación y reorganización de sus filas, de manera que el
Partido pueda marchar en una misma dirección con las más amplias masas
trabajadoras y conducirlas adelante.
VI
Confiscar
la tierra de la clase feudal y entregarla a los campesinos; confiscar el
capital monopolista, cuyos cabecillas son Chiang Kai-shek, T. V. Soong, H. H.
Kung y Chen Li-fu, y entregarlo al Estado de nueva democracia; proteger la
industria y el comercio de la burguesía nacional: éstos son los tres principios
cardinales del programa económico de la revolución de nueva democracia. Durante
los veinte años de su dominación, las cuatro grandes familias -- Chiang, Soong,
Kung y Chen -- han amasado enormes fortunas que alcanzan de diez a veinte mil
millones de dólares norteamericanos, y han monopolizado las arterias vitales de
la economía del país. Este capital monopolista; combinado con el Poder del
Estado, se ha convertido en el capitalismo monopolista de Estado. Este
capitalismo monopolista, estrechamente vinculado al imperialismo extranjero y a
la clase terrateniente y los campesinos ricos de viejo tipo del país, se ha
convertido en el capitalismo monopolista estatal, comprador y feudal. Tal es la
base económica del régimen reaccionario de Chiang Kai-shek. Dicho capitalismo
monopolista de Estado oprime no sólo a los obreros y campesinos, sino también a
la pequeña burguesía urbana, y perjudica a la burguesía media. Alcanzó la
cúspide de su desarrollo durante la Guerra de Resistencia y después de la
rendición del Japón; ha preparado suficientes condiciones materiales para la
revolución de nueva democracia. Este capital se llama corrientemente en China
capital burocrático; y esta clase capitalista, conocida con el nombre de clase
capitalista burocrática, es la gran burguesía de China. Además de abolir los
privilegios del imperialismo en China, la tarea de la revolución de nueva democracia
es eliminar en el país la explotación y opresión ejercidas por la clase
terrateniente y la clase capitalista burocrática (la gran burguesía), liquidar
las relaciones de producción compradoras y feudales y liberar las fuerzas
productivas encadenadas. La capa superior de la pequeña burguesía y la
burguesía media, oprimidas y lesionadas por la clase terrateniente y la gran
burguesía, así como por el Poder estatal de ambas, pueden tomar parte en la
revolución de nueva democracia o permanecer neutrales, aunque ellas mismas sean
burguesas. No tienen lazos, o tienen relativamente pocos, con el imperialismo y
constituyen la genuina burguesía nacional. Dondequiera que se extienda el Poder
estatal de nueva democracia, éste debe protegerlas con firmeza, sin la menor
vacilación. En las regiones dominadas por Chiang Kai-shek, entre la capa
superior de la pequeña burguesía y entre la burguesía media, hay un pequeño
número de personas, elementos del ala derecha de estas clases, que poseen
tendencias políticas reaccionarias; esparcen ilusiones acerca del imperialismo
norteamericano y la camarilla reaccionaria de Chiang Kai-shek y se oponen a la
revolución democrática popular. Mientras las tendencias reaccionarias de estos
elementos puedan afectar a las masas, debemos desenmascararlos ante los que
estén bajo su influencia política, combatir esta influencia y liberar a las
masas de ella. Pero combatir políticamente y aniquilar económicamente son dos
cosas diferentes; si las confundimos, cometeremos errores. La revolución de nueva
democracia tiene por objetivo liquidar solamente el feudalismo y el capitalismo
monopolista, solamente la clase terrateniente y la clase capitalista
burocrática (la gran burguesía), y no el capitalismo en general, ni la capa
superior de la pequeña burguesía ni la burguesía media. En vista del atraso
económico de China, incluso después de la victoria de la revolución en todo el
país, será todavía necesario permitir, durante un largo período, la existencia
del sector capitalista representado por la extensa capa superior de la pequeña
burguesía y por la burguesía media. En correspondencia con la división del
trabajo en la economía nacional, será necesario aún cierto desarrollo de todos
los elementos de este sector capitalista que sean beneficiosos para la economía
nacional. Dicho sector capitalista constituirá todavía una parte indispensable
en el conjunto de la economía nacional. La capa superior de la pequeña
burguesía aquí mencionada está formada de los pequeños industriales y
comerciantes que emplean obreros o dependientes. Además, existe también un gran
número de pequeños artesanos y comerciantes independientes que no emplean
obreros o dependientes; estos pequeños artesanos y comerciantes, no hay ni que
decirlo, deben ser protegidos firmemente. El Estado de nueva democracia
poseerá, después de la victoria de la revolución en todo el país, inmensas
empresas estatales confiscadas a los capitalistas burocráticos, empresas que
controlan las arterias vitales de la economía del país; además de eso, habrá entonces
una economía agrícola liberada del feudalismo, la que, si bien permanecerá en
lo fundamental dispersa e individual durante un tiempo bastante largo, podrá
ser más tarde conducida gradualmente a desarrollarse por el camino de la
cooperación. En tales circunstancias, la existencia y desarrollo de estos
sectores capitalistas pequeños y medios no presentará ningún peligro. Lo mismo
puede decirse de la economía del campesinado rico de nuevo tipo, que
inevitablemente surgirá en las zonas rurales después de la reforma agraria. Con
respecto al sector de la economía representado por la capa superior de la
pequeña burguesía y por la burguesía media, sería totalmente inadmisible
reincidir en la errónea política ultraizquierdista que adoptó nuestro Partido
de 1931 a
1934 (imponer condiciones de trabajo demasiado exigentes, establecer excesivas
tasas de impuestos sobre la renta, perjudicar los intereses de los industriales
y comerciantes durante la reforma agraria, y adoptar como objetivo el llamado
"bienestar de los trabajadores", concepto miope y unilateral; en vez
de proponerse el objetivo de desarrollar la producción, de promover la
prosperidad económica, de dar la debida consideración a los intereses públicos
y privados a la vez y de beneficiar tanto al trabajo como al capital). Repetir
tales errores lesionaría sin duda a los intereses de las masas trabajadoras y
del Estado de nueva democracia. Una de las cláusulas de las Disposiciones
Generales de la Ley Agraria de China establece: "La propiedad y las actividades
legales de los industriales y comerciantes serán protegidas contra todo
perjuicio." Por "industriales y comerciantes" se entiende a
todos los pequeños artesanos y comerciantes independientes, así como a todos
los elementos capitalistas pequeños y medios. En resumen, la estructura
económica de la Nueva China constará de: 1) la economía estatal, que es el
sector dirigente; 2) la economía agrícola, en desarrollo gradual de individual
a colectiva, y 3) la economía de los pequeños artesanos y comerciantes independientes
y la del capital privado pequeño y medio. Estas constituyen el conjunto de la
economía nacional de nueva democracia. Los principios que rigen la economía
nacional de nueva democracia deben ajustarse estrechamente al objetivo general
de desarrollar la producción, promover la prosperidad económica, dar la debida
consideración a los intereses públicos y privados a la vez y beneficiar tanto
al trabajo como al capital. Todo principio, política o medida que se aparte de
este objetivo general es erróneo.